#1 #1 rodionromanovitchraskolnikov dijo: Sí. Ir a cagar, sin ir mas lejos.@rodionromanovitchraskolnikov Eso lo dirás por ti, porque yo he tenido batallas sobre inodoros de las que he salido sintiéndome el mismísimo Ulises.
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Sí, y no voy a hacer coña sobre esto porque los comentarios anteriores ya lo han hecho. Yo empecé a escribir hace un tiempo (no recuerdo cuanto) y no estoy orgullosa de mis primeras obras (bastante malas la mayoría), pero no me siento arrepentida de haberlas escrito, ya que me han ayudado a la hora de evolucionar. Así que supongo que las primeras creaciones tuyas que te ayudan a evolucionar dentro de un campo en concreto no son algo de lo que te enorgullezcas porque suelen ser mediocres, pero no te arrepientes de ellas porque de alguna manera te han llevado a donde te encuentras ahora.
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¿Cualquier cosa de la vida cotidiana desde desayunar cereales hasta escuchar una canción?
¿Casi todo?
Los actos mundanos como comer, ir al trabajo, beber agua, etc. Otros actos no mundanos pero que son la preparación para actos de los cuales sí sentiremos orgullo, como la práctica de la escritura o de la música.
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#2 #2 edgelord dijo: #1 @rodionromanovitchraskolnikov Eso lo dirás por ti, porque yo he tenido batallas sobre inodoros de las que he salido sintiéndome el mismísimo Ulises.toda la razón, una vez tuve estreñimiento y cuando al fin logré ir al baño me sentí toda una gladiadora jajajaja.
Por otro lado, recuerdo que una vez, le puse los cuernos a un novio, hace ya muchos años, no me sentía orgullosa ni tampoco arrepentida, eso me sirvió para entender que no quería a mi novio y que debía dejarlo con el.
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Claro que si simplemente intenta ser previsor verás la que te cae de aquí a unos añitos
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Excretar y miccionar
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Los actos mundanos como comer, ir al trabajo, beber agua, etc. Otros actos no mundanos pero que son la preparación para actos de los cuales sí sentiremos orgullo, como la práctica de la escritura o de la música.
Por otro lado, recuerdo que una vez, le puse los cuernos a un novio, hace ya muchos años, no me sentía orgullosa ni tampoco arrepentida, eso me sirvió para entender que no quería a mi novio y que debía dejarlo con el.