¿Pero eso de las declaraciones existe? ¿En serio? ¿No era una gilipollez de las películas de comedia romántica baratas y malas? No sé, me parece que lo que funciona es ir buscando puntos en común, pasar buenos ratos, sentirse bien al lado de esa persona y ya todo lo demás surge solo... vamos, eso de aparecer así por las buenas y declararse es un poco patético a no ser que estéis ambos borrachos.
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Muchas hostias me han dolido menos que este TQD. Pero cuando alguien tiene razón hay que dársela.
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#1 #1 influmierderalabrasa dijo: ¿Pero eso de las declaraciones existe? ¿En serio? ¿No era una gilipollez de las películas de comedia romántica baratas y malas? No sé, me parece que lo que funciona es ir buscando puntos en común, pasar buenos ratos, sentirse bien al lado de esa persona y ya todo lo demás surge solo... vamos, eso de aparecer así por las buenas y declararse es un poco patético a no ser que estéis ambos borrachos. Si existe, en especial cuando nadie te ha enseñado como lidiar con tus sentimientos.
Se asume que el mundo interior de cada uno es una cuestión que esa misma persona tiene que resolver y saber lidiar con ello. El problema de los adultos cuando sus hijos tienen el valor de hablarles de sus sentimientos es que esos adultos ya han olvidado como ellos se sentían. Al final minusvaloramos lo que sienten y piensan los más jóvenes, no les enseñamos a lidiar con ello y solo hacemos que lo pasen mal por nuestra incapacidad como adultos. Afortunadamente yo no he olvidado los aspectos más dolorosos de mi época de juventud, espero atesorarlos para poder comprender cómo se sentirán mis hijos algún día y ayudarles.
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Se asume que el mundo interior de cada uno es una cuestión que esa misma persona tiene que resolver y saber lidiar con ello. El problema de los adultos cuando sus hijos tienen el valor de hablarles de sus sentimientos es que esos adultos ya han olvidado como ellos se sentían. Al final minusvaloramos lo que sienten y piensan los más jóvenes, no les enseñamos a lidiar con ello y solo hacemos que lo pasen mal por nuestra incapacidad como adultos. Afortunadamente yo no he olvidado los aspectos más dolorosos de mi época de juventud, espero atesorarlos para poder comprender cómo se sentirán mis hijos algún día y ayudarles.