No creo que la línea sea fina, si no que la gente lo confunde muy mucho. Básicamente porque se asocia la inocencia e ingenuidad a la infancia y, por tanto, lo contrario es la adultez. Pero eso es una falacia, tanto que la ingenuidad sea inherente a la infancia, qué hijoputa era yo de crío, cómo que la conversión de esta en cinismo sea madurez.

Madurar es poder afrontar los problemas del día a día, controlar tus impulsos, ser responsable y tener un mínimo de introspección y ética. Nada tiene que ver la amargura y el cinismo en eso.